Con el drama “All Is Lost”, el actor californiano Robert Redford demuestra que puede cargar con el peso de una película entera él solo y prácticamente sin decir una palabra.
La película relata la travesía de un hombre, interpretado por Redford, que navegaba el océano Índico en su velero de 39 pies cuando de pronto un contenedor abandonado impacta su nave. El impacto ocasiona que su equipo de navegación y radio se dañe, lo que lo llevará a emprender un viaje a ciegas en el mar. Ante grandes complicaciones, el hombre tendrá que usar su conocimiento y destrezas en una constante lucha por sobrevivir.
Mientras que Redford demostró que aún le queda energía actoral debajo de sus mil arrugas, la ausencia de diálogo (excepto por un monólogo inicial y luego una palabra que dice durante el filme) se torna un arma de doble filo: mientras que permite que el espectador se enfoque en el personaje, su soledad y sus frustraciones, la audiencia podría llegar a aburrirse con un personaje que busca arreglárselas como pueda.
Es inevitable compararla con la película “Gravity”, y más cuando la misma salió un poco más de un mes. Ambas tratan sobre supervivencia, son contadas con una minúscula cantidad de actores y gozan de una buena cinematografía.
La cinematografía acuática resulta agradable y placentera, y para esta especificamente tuvieron un segundo director de fotografía, a Peter Zuccarini, quien ha trabajado escenas submarinas para películas como las de “Pirates of the Caribbean” y “Life of Pi”.
La música, por Alex Ebert, consiste de una composición sencilla que se repite con frecuencia, pero logra su propósito de ambientar adecuadamente la odisea del personaje.
J.C. Chandor (“Margin Call”) fue escritor y director de “All Is Lost”.
La película dura una hora con 46 minutos y está clasificada PG-13.
3.5/5.0