La primera vez que Ryan Reynolds hizo de Deadpool para 2009 en la película “X-Men Origins: Wolverine”, estaba feliz de interpretar al personaje, pero no quedó del todo satisfecho. Lo mismo pasó con los fanáticos del personaje. En esta versión, le dieron habilidades que no poseía y hasta le cosieron la boca al “Mercenario Bocón”, como se le conoce. En fin, muchos consideraron que arruinaron al personaje. De hecho, en una entrevista con Empire Online, Reynolds indica que “Deadpool no estaba feliz con el Deadpool en ‘Wolverine'”.
Pero ahora sí tomo marcha al gusto del personaje, y al gusto de sus fanáticos en su propia película: “Deadpool”.
“Deadpool” cuenta la historia del antihéroe más poco convencional de los cómics de Marvel, Wade Wilson, el soldado de las Fuerzas Especiales que se convirtió en mercenario. Wilson, luego de someterse a un experimento que lo deja con poderes acelerados de sanación, adopta el alter ego de Deadpool. Armado con sus nuevas habilidades y un retorcido sentido del humor, Deadpool busca al hombre que técnicamente le arruinó la vida.
Esta es una película muy completa, con un buen balance entre acción, drama, humor y romance. Se vale de múltiples retrospecciones (“flashbacks”) para contarte la historia de Wade Wilson, y cómo llego a convertirse en Deadpool.
Las transiciones y la edición funcionan muy bien. Las secuencias de acción están bien montadas, y la cinematografía de estas las hace más espectaculares. La película no escatima en volverse gráfica en ocasiones, con actos de violencia que van desde perforaciones de balas hasta decapitaciones.
Además, tiene múltiples chistes de índole sexual, por lo que obviamente la película no está dirigida a niños. El humor recurre mucho al sarcasmo y la irreverencia del humor negro. Sin embargo, pensé que se le fue un poco la mano cuando Weasel, el personaje interpretado por T.J. Miller y que es experto en hablar de más, bromea con la enfermedad terminal que enfrenta el Wilson de forma desesperanzadora y que no creo que caiga bien con las personas en la audiencia que estén pasando por situaciones similares o tengan familiares o amigos en esas.
Lo otro que no me gustó mucho fue el fetiche del villano con que le dijeran su nombre.
No he leído los cómics de Deadpool como para comentar sobre cuán fiel a los cómics es el filme, pero como espectador reconozco que me divirtió mucho. El personaje sabe que está siendo observado, y al estilo ‘vaudeville’ hace sus apartes para dirigirse a su audiencia. Además, bromea con referencias de cultura popular, música, cine y hasta se relaja al equipo de producción, el estudio que produce el filme y hasta a sí mismo (Reynolds) como actor. Sus diálogos en su mayoría son graciosos e inteligentes.
Aparte de Reynolds, quien se ve muy a gusto en el rol de Deadpool, participan Ed Skrein como el villano Ajax, Morena Baccarin como Vanessa, la prostituta de la cual se enamora Wilson y otros como Karan Soni, Michael Benyaer, Stefan Kapicic (como un sermoneante Colossus) y Brianna Hildebrand (como la callada Negasonic Teenage Warhead).
Rhett Reese y Paul Wernick fueron los guionistas del proyecto. El pertosaje pertenece a Rob Liefeld y Fabián Nicieza. Tim Miller fue el director.
“Deadpool” promete risas de inicio a fin tanto para fanáticos del personaje como para los que no conocen mucho sobre este, siempre y cuando tengas conocimiento popular sobre los temas a los que el personaje hace referencia y no te ofendas con facilidad. Es una película muy entretenida que rectifica el daño que se le hizo al personaje con su participación en aquel filme de “Wolverine”.
¡Ah! Y hay cosas durante y después de los créditos, así que no te vayas hasta que prendan las luces del teatro…
Productora: Twentieth Century Fox.
Género: Acción, aventura, ciencia ficción, superhéroes, etc., etc., etc…
Clasificada: R
Duración: 1:48
Clasificación: 4/5