El cine argentino no tiene nada que envidiarle a Hollywood. Así lo ha demostrado repetidas veces y así lo vuelve a demostrar con “Al final del túnel”, un ‘thriller’ que te mantendrá al borde de la silla.
Este filme te lleva a conocer la historia de Joaquín, un hombre en silla de ruedas que vive en su triste y solitaria casa. Para tratar de sacar los pies del plato económicamente hablando, decide poner un anuncio para alquilar una habitación, al que responde la bailarina de striptease Berta, quien se muda allí con su hija Betty, y ambas hacen que tanto la casa como la vida de Joaquín cobre más alegría.
Sin embargo, una noche, mientras Joaquín arregla computadoras en su sótano, escucha un ruido sospechoso, que lo lleva a descubrir que un grupo de ladrones anda construyendo un túnel debajo de su casa con la intención de robar un banco. En su nuevo pasatiempo de espía, Joaquín enfrentará verdades que exponen su vida a peligros en los que jamás pensó verse involucrado.
La cinematografía ambienta exitosamente las escenas de este filme, envolviendo en misterio a los personajes y su entorno. El guión también encierra interesantes giros y sorpresas, con un balance justo entre la intensidad de la trama con un poco de humor aquí y allá para alivianar la carga emocional. Es de esas películas que agarra tan bien a la audiencia que la lleva a celebrar los pequeños logros, y sufrir los imprevistos que acontecen mediante un lazo empático.
El argentino Rodrigo Grande escribió y dirigió “Al final del túnel”. Leonardo Sbaraglia protagoniza el filme como Joaquín, junto a Pablo Echarri como el criminal Galareto y a Clara Lago (“Ocho apellidos vascos” y “Ocho apellidos catalanes”). Las actuaciones de los tres son muy buenas, y Lago hizo un buen trabajo ocultando su acento español para hacer de argentina.
Lo único que no me gustó de la película fue la accesibilidad que el protagonista tenía a tantos aditamentos tecnológicos y parafernalia, que aún intentando justificarlo con que era debido a que se trataba de un reparador de computadoras, le restaba credibilidad a la trama, sobre todo cuando se trataba de una persona que no estaba bien económicamente.
Duración: 2 horas
Calificación: 4/5