Los videojuegos de horror psicológico tienen un nicho bastante amplio, quizás por el hecho de que te dan algo que el cine de horror no suele darte: ponerte en el rol del protagonista. Uno de los más recientes viene desde Polonia. Se trata de Layers of Fear, de la compañía Bloober Team.
Layers of Fear te invita a pasearte por la mansión de un pintor cuyo nombre desconocemos. Poco a poco vamos conociendo un poco más de su vida, su historia, su familia y su situación de salud mental en el momento en que buscaba crear su próxima gran obra, a la vez que falla miserablemente en establecer un balance entre su vida personal y su vida profesional. La residencia, aparentemente solo habitada por ratas, permite que se le explore. Mientras vas abriendo puertas, gavetas y gabinetes, vas encontrando fotos y documentos que funcionan como piezas del rompecabezas de lo que es la vida del pintor, revelando cada vez detalles más perturbadores sobre los hechos acontecidos en el hogar y su lucha interna por crear su obra maestra.
El juego, creado con el motor de juegos Unity, corrió perfectamente en una computadora Mac con sistema operativo 10.11.15.
La ambientación del videojuego, tanto visual como sonora es excelente. El juego tiene una advertencia al inicio para alertar de que algunas partes del juego podrían ocasionar ataques epilépticos a personas con fotosensibilidad. Y es que mientras la mayoría del recorrido ocurre a través de pasillos oscuros, algunas otras partes son más intensas, en lo visual y en lo auditivo.
La mayoría de los elementos me parecieron muy bien creados. Solo dos texturas me dañaron la credibilidad del juego: unos zapatos infantiles, cuyo brillo te haría pensar que eran de porcelana pintada, y un cojín cuyo brillo lo hacía parecer de plástico, en vez de tela. Además, hay un mueble en particular que verás repetirse muchas veces a lo largo del recorrido, algo que podría haberse solucionado con un poco de más variedad.
Entre los cuadros que decoran la mansión, se encuentran obras de pintores reconocidos como Rembrandt, Hieronymous Bosch y Goya. El escogido de los cuadros es adecuado para cooperar con la ambientación y es un valor añadido del juego. Si te interesa conocer qué obras aparecen, alguien se tomó el tiempo de hacer un vídeo de YouTube identificándolas (lo puedes ver aquí). Los artistas que trabajaron en el juego hasta se tomaron el trabajo de ilustrar los créditos, que no solo es un gesto bueno de inclusión, sino que es vistoso y le añade al valor artístico del juego como pieza de arte.
La casa va mutando con el paso del relato, presentándote pequeños acertijos que debes solucionar para proceder. Por lo regular, suelen ser fáciles, aunque algunos pueden resultar algo tediosos. Entre lo más tedioso que encontré fue el tratar de salir de un cuarto oscuro repleto de obstáculos, sin saber si estaba aproximándome a la salida o si andaba dando vueltas en círculo. Por suerte, es algo que solo ocurrió una vez. A fin de cuentas, el juego busca hacerte sentir incómodo con frecuencia, y esto aporta a ello. Además, recurre a uno que otro “jump scare”, pero no suelen haber tantos. Su atractivo recae más en lo bien lograda que está la ambientación. No obstante, inicialmente el sentir que solo exploraba, sin encontrar riesgo de morir, llevaba mis “niveles de miedo” hasta cierto punto. Esa invencibilidad me resultaba ser una capa de miedo que el juego excluyó. Sin embargo, más tarde en el juego descubrí que uno sí podía morir. De hecho, había muerto en varias ocasiones, pero de la forma en que transicionaba de una escena a otra, pensaba que era normal, como parte de las constantes mutaciones de la casa.
Terminé el juego en cinco horas y me quedé con ganas de más. Más tarde, rebuscando información sobre el final del juego, me enteré que obtuve el final más común de un total de tres finales: un final satisfactorio, pero que me dejó muchas preguntas sin responder. Si no llega a ser por la Internet, me habría quedado pensando que solo hay un final, pues el juego no avisa sobre la existencia de los otros posibles finales. Al principio sí indica que la historia va cambiando dependiendo de las decisiones que uno tome en el juego, pero en cuanto a su aspecto exploratorio, no hay nada que se sienta como que estás tomando decisiones. El proceso decisional, según leí en páginas que hablan sobre cómo obtener los otros finales, recaen más bien en dejar de explorar ciertos aspectos.
La historia empieza bien, pero ya aproximándose al final, pierde al dejar algunos cabos sueltos. Por lo menos, la trama principal tiene cierre en los tres posibles finales, adoptando distintas emociones y actitudes por parte del artista. Además, la historia termina anclada al regirse por una estructura bastante clara de lo que tienes que hacer y cuántos pasos te faltan en el proceso. Esto podrá servir de guía para algunos para sentir cuánto están progresando en el juego, pero entiendo que no era necesario y que le resta parte del elemento sorpresa, de ese desconocimiento que tanto buscaba alimentar con la ambientación.
Si eres amante del arte, los videojuegos de horror psicológico y conoces las frustraciones de la falta de inspiración, Layers of Fear es una experiencia que no querrás dejar de perderte. Sus aspectos visuales y sonoros son la atracción principal aquí, y aunque la historia es lo suficiente interesante como para mantenerte intrigado y en busca de conocer qué pasó con este pintor, ciertos aspectos no quedan claros con ninguno de los tres finales, que al menos brindan cierre a la historia principal: la lucha del artista con su obra y el proceso para finiquitarla.
Disponible para: Windows, Mac, Linux, PS4 y Xbox One.
Plataforma evaluada: Mac.
Fecha de estreno: 15 de febrero de 2016.
Costo: $19.99 en Steam.
Clasificado: M for Mature.
Calificación: 4/5.
Todas las imágenes son capturas del juego