Una nueva historia centrada en la India llega a la pantalla grande. Saroo es un niño de 5 años de edad que, tras seguir los pasos de su hermano mayor para poder conseguir dinero para su familia, este termina perdiéndose a cientos de kilómetros de donde él vive. El niño comienza a tratar de sobrevivir en un mundo que desconoce, hasta que es adoptado por una pareja australiana que le da un hogar y una gran vida. Años más tarde, Saroo es un joven adulto que, tras varios recuerdos, decide tratar de encontrar el poblado que nunca supo nombrar, y reunirse con la familia que hace mucho dejó de ver.
Saroo es interpretado por dos actores. Sunny Pawar lo interpreta en los momentos de la niñez, y el famoso Dev Patel, lo interpreta en su joven adultez. Ambos demuestran gran dominio de su papel, siendo una sorpresa por parte del pequeño actor. Pero es el papel de Nicole Kidman como la madre adoptiva, quien se queda con gran parte de la atención del público. Es una madre amorosa que decide adoptar niños en necesidad para darles un mejor futuro, sin importar el bienestar de ella misma. Es algo que no es difícil de imaginar, viniendo de una veterana actriz como lo es ella.
Por otro lado aparece Rooney Mara como la pareja de Saroo, que trata de ayudarlo en este proceso tan difícil de descifrar el lugar donde dejó a su familia biológica. Esta obsesión va afectando la relación, y es cuestión de entender si la conexión entre ambos es tan fuerte como para superar la situación en la que se encuentran. El problema de esta pareja en la pantalla, es que quizás, por la poca duración en la que se presenta, no hay gran química que nos mantenga muy pendientes de lo que pueda pasar entre ellos. Aún así, es obvio que Mara sigue siendo una de las grandes actrices de estos tiempos, y lo demuestra nuevamente en esta historia.
En el trabajo técnico, vemos una gran magia, ya que lo que puede ser una película que cae dentro del cliché, se refuerza en un gran trabajo cinematográfico por parte de Greig Fraser; y detrás de estas hermosas imágenes, el trabajo musical por parte de Volker Bertlemann y Dustin O’Halloran. Quizás las únicas fallas vienen por parte de la dirección de Garth Davis, que no pudo trabajar de manera completamente efectiva la química de la pareja en pantalla.
En general, no es una falla muy fuerte que le quita mérito al gran trabajo actoral, y a la historia que, sin duda alguna, me mantuvo muy atento. El final me logró emocionar al punto de sacarme un par de lágrimas. Es una película muy recomendable, que promete tener varias nominaciones al prestigioso premio de la Academia, en especial en el área actoral. La película estrena en los cines Fine Arts del país, así que hay que darse la vuelta por el área metro para poder disfrutarla.
Puntuación: 4/5