En el 2009, nos transportaron a Pandora a conocer a los Na’vi, esos grandes y estirados seres de piel azul, con la primera Avatar del director y guionista James Cameron. Ahora, 13 años más tarde y en plena temporada Na’vi-deña, volvemos a Pandora con Avatar: The Way of Water, la nueva producción de 20th Century Studios.
En Avatar: The Way of Water, Jake Sully ha continuado su vida en la luna extrasolar de Pandora, donde ha formado ya una familia. Una vez llega una amenaza conocida para terminar lo que había comenzado, Jake deberá trabajar con su esposa Neytiri y un ejército de nativos para nuevamente proteger su hogar.
La secuela muestra una gran mejoría sobre el primer filme; ya no se siente como una adaptación de Pocahontas. Durante sus tres horas y doce minutos de duración, conoceremos más sobre Pandora, y de forma justificada. “En Avatar 1, solo pudimos ver el 20% de ese planeta”, explicó la actriz Zoe Saldaña en una entrevista. Con tal de proteger a su familia, los Sully migrarán del bosque a la costa, donde encontrarán a otros Na’vi, los Metkayina, quienes tienen una estrecha relación con los seres marinos.
En el transcurso del filme, el flujo narrativo hace sus pausas para resaltar las bellezas de Pandora, algo del primer filme que atrajo a muchos, así que, ¿cómo iban a dejarlo fuera de la ecuación?
La historia de Avatar: The Way of Water es entretenida, las secuencias de acción están bien logradas, tiene sus partes emotivas funcionales con buenas actuaciones, y la duración del filme no llega a molestar. La banda sonora también ambiente efectivamente a este nuevo mundo. Sí quedan al aire algunas interrogantes, que supongo que serán abordadas una vez estrene Avatar 3 en el 2024, de no atrasar la fecha de estreno como pasó en repetidas ocasiones con The Way of Water.
Tuve la oportunidad de ver el filme en IMAX 3D con High Frame Rate (HFR, por sus siglas en inglés), lo que significa que la película tiene más imágenes por segundo de lo que usualmente vemos. Esto permite que los movimientos se vean más fluidos y se supone que más naturales. El detalle es que, aunque la mayoría de las escenas están en 48 fotogramas por segundo, de pronto cambia a 24, y por lo menos para mí, el cambio y la constante fluctuación de cuadros fue bastante notable. Esto me distrajo de enfocarme en la historia con el “back and forth” del “frame rate”. A esto, añádele una constante cámara en mano, o simulación de la misma, lo que hacía que el meneo natural de la cámara se sintiera más agresivo. Eso lo noté desde el principio y pensé que me acostumbraría a los movimientos de la cámara, pero pasaron las tres horas y no pasó.
Fuera de esto, el resto de los efectos, la animación y la exitosa forma en que están empleando la captura de movimientos o “motion capture”, es admirable. En cuanto al 3D, funciona muy bien, sobre todo para admirar el uso de partículas, que constantemente verás flotando en algunas escenas.
Participan en el filme los actores: Sam Worthington, Zoe Saldaña, Sigourney Weaver, Stephen Lang, Kate Winslet, Cliff Curtis, Joel David Moore, CCH Pounder, Edie Falco, Brendan Cowell, Jemaine Clement, Jamie Flatters, Britain Dalton, Trinity Jo-Li Bliss, Jack Champion, Bailey Bass, Filip Geljo y Duane Evans Jr..
En su temática principal, abarca temas sobre la importancia de mantener a la familia unida, la convivencia, la explotación desmedida de recursos, y la importancia de proteger el planeta, que en estos filmes es prácticamente un personaje más.
No me arrepiento de ver Avatar: The Way of Water y me gustó bastante, y pienso que deben ir al cine a verla, pero de recomendarles en qué formato verla, lo dejaré a su propia discreción. Por lo menos yo no puedo decir que haya salido siendo un fan del HFR, pero… para el gusto, los colores.
Fecha de estreno: 15 de diciembre de 2022
Estudio: 20th Century Studios
Director: James Cameron
Guión: James Cameron, Rick Jaffa y Amanda Silver
Duración: 3:12
Clasificada: PG-13
Calificación: 4.5/5