Por quinta vez llega a las salas de cine el filme Step Up y esta vez los bailarines buscan su última oportunidad para alcanzar el éxito en el mundo del espectáculo. En los filmes anteriores, ya hemos visto como algunos personajes tienen prohibido amarse, como otros no tienen el apoyo de nadie e incluso pudimos ver como utilizaron el arte en forma de protesta para llevar un mensaje. Esta vez el escenario se traslada a Las Vegas, dónde el talento de los integrantes será medido en una competencia que podría cambiar sus vidas para siempre.
La película, protagonizada por Ray Guzman y Briana Evigan, no solo logró abarcar un elenco con el cual el público ya está familiarizado, sino que añadieron varios personajes que le dan cierto toque a la misma. Algunos de estos pasaron inadvertidos a través de las escenas mientras que otros simplemente se pueden describir como excéntricos.
Entre efectos especiales, “props” y la música el espectador se envuelve en la magia de las coreografías. En resumen, el filme no es cinematográficamente impresionante. Los diálogos son simples, no hay una lección de vida impactante que cause algún tipo de introspección profunda en la audiciencia y las actuaciones no son material de Oscares, por así decirlo. Pero sí cumple con algo y eso es el factor de entretenimiento; después de todo, es una película de baile y eso es lo que realmente el público que atrae este tipo de películas va a observar.
