Melissa McCarthy parece hacer un baile con su selección de películas. Da un paso adelante con “Bridesmaid”, un paso pa’ atrás con “Identity Thief”, un paso al frente con “The Heat”, y un paso bien para atrás con “Tammy”.
Coescrita por la misma McCarthy junto a su esposo Ben Falcone, director del filme, “Tammy” relata la historia de una mujer que tras perder su trabajo en un restaurante de comida rápida, regresa a su casa para encontrar a su esposo en plena cena romántica con la vecina. Ante lo que parece ser el peor día de su vida, Tammy regresa a la casa de sus padres. Para despejar su mente, le pide el carro prestado a su madre, pero cuando esta se niega, no le queda más remedio que pedirle el auto a su abuela Pearl (Susan Sarandon), quien vive con sus padres. Claro, la abuela accede con una condición: que ella también viajará con Tammy. Como la abuela es la que tiene el dinero para sufragar los gastos del viaje, Tammy accede. El viaje se complicará cuando la abuela demuestre que es una alcohólica aún cuando padece de diabetes, por lo que Tammy tendrá que convertirse en una especie de niñera.
Aparte de McCarthy y Sarandon, “Tammy” cuenta con la participación de Kathy Bates, Allison Janney, Dan Aykroyd, y Mark Duplass. De hecho, Falcone también participa del filme como actor, como gerente del restaurante donde Tammy trabajaba.
Lo importante de toda película debe ser tener historia digna de contarse, y por supuesto, bien contada. Sin embargo, ese es el problema principal de Tammy, que nos presenta una historia mal contada, al nivel que nos deja preguntándonos si realmente merecía ser contada.
Después de todo, no perdamos de perspectiva que la película la protagoniza McCarthy, la coescribió con su esposo, la dirigió su esposo y la produjo ella misma junto a Will Ferrell y Adam McKay. Y a menos que seas Cuca Gómez (“yo lo fabrico, yo lo uso y yo se lo recomiendo”), cuando intentas hacer una producción de tal tamaño sin la experiencia requerida para uno mismo cubrir tantas bases, las probabilidades de fracasar en uno o varios aspectos son grandes.
McCarthy nos muestra un papel que no resulta innovador: una mujer torpe, vulgar, violenta, que raya en lo que se conoce despectivamente como “White Trash”. Y es que ya parecería que ese es el único papel que sabe hacer. Sin embargo, las actuaciones de Sarandon como una anciana alcohólica y la de Bates como una lesbiana trabajadora, son lo mejor que tiene el filme. No obstante, poco pueden hacer cuando el mismo libreto es flojo. La coherencia entre escenas es débil, pues el esfuerzo por hacer reír está en total desbalance con la gran mayoría de los giros dramáticos. En su mayoría es predecible y la historia, por aquello de tener un poco de todo, incluye una historia romántica halada por los pelos, como un cavernícola seductor.
“Tammy” intenta ponerle algo de corazón a lo que durante casi la totalidad del filme se muestra como una comedia sin un propósito claro, y para su pesar, como comedia es muy poco graciosa. Tiene sus momentos “jaja” aquí y allá, pero por lo general, falla miserablemente. Tiene un mensaje dentro de toda la chabacanería, pero el mismo no resuena tanto al rayar en lo obvio y trillado.
En concepto, la idea del filme no era mala, pero la forma en que se presenta sí lo es: como una “road movie” sosa, sin ton ni son.
A menos que seas de los que se escocota de la risa con absolutamente todo lo que hace McCarthy, si quieres ver este filme, mejor espera a que llegue a Redbox o Netflix. O vete a verla al cine. Total, esta es mi opinión nada más. 🙂
Productora: New Line Cinema / Warner Bros.
Duración: 1:36 minutos
Clasificación: R
Calificación: 1.5/5